martes, 22 de septiembre de 2009

Cuba: “Camisa negra” con camisa blanca.

Mas de un millón de cubanos en Plaza de la Revolución, momentos antes de comenzar el concierto que duró cuatro horas. AP

El cantante Juanes, aclamado por los cubanos.


“La camisa negra”, tercer sencillo del álbum “Mi Sangre” de Juanes, cantautor colombiano, fue interpretada el domingo pasado en la Cuba de los Castros. La canción ha sido usada en Italia para apoyar el neofascismo, porque algunos sectores asociaron “La camisa negra” (en italiano “camicia nera”) con los grupos paramilitares del fascismo italiano conocidos como “Camisas negras” que sirvieron de soporte al régimen fascista de Benito Mussolini. En algunos clubes nocturnos concurridos por simpatizantes de la extrema derecha, éstos alzaban sus manos, haciendo el saludo fascista cuando la canción sonaba. En respuesta, la red noticiosa Indymedia, de tendencia izquierdista, llamó a sabotear la canción. Sin embargo, Juanes declara que: “Mi ‘Camisa negra’ no tiene nada que ver con el fascismo o con Mussolini... La gente puede interpretar la música de muchas maneras”. Y, con esta canción, Juanes lograba ser invitado al sorteo de equipos del mundial de fútbol Alemania 2006. Con ella se presentó a la gala del premio Nóbel de la Paz. Y, con ella, todo vestido de blanco, Juanes participó en el concierto “Paz sin fronteras”, celebrado en la Plaza de la Revolución de La Habana, bajo un sofocante sol caribeño y una temperatura de 36 grados.


Quince artistas, entre ellos, Miguel Bosé, Silvio Rodríguez, Víctor Manuel, Carlos Varela, Luis Eduardo Aute o el grupo cubano Orihas (cubanos que llevaban diez años sin tocar en la isla, viviendo en Europa), se unieron en un frente común, en el “concierto del siglo” que empezó a las dos en punto del domingo a ritmo de merengue ante más de un millón de jóvenes espectadores que tatarearon la “Camisa negra”. “No importa cómo pensemos, ni qué religión tengamos – proclamó Juanes, mientras otros cubanos exiliados a 300 kilómetros, criticaban duramente su silencio político–. Al final, muchachos, somos iguales”. Mientras tanto, miembros del exilio cubano en Miami protestaban por el recital calificado de “tiranía” que “legitima al Gobierno comunista de Cuba”. Algunos destrozaron discos de Juanes con martillos y cachiporras y hasta un loco sacó a la calle una apisonadora de dos toneladas para destrozar la música de los participantes.


Era éste el segundo macroconcierto organizado por Juanes. El primero se celebró en marzo del 2008 en la frontera entre Colombia y Venezuela. Y el escenario para el tercero puede ser en México o en Miami. El cantante, que había recibido amenazas de muerte desde que anunció su intención de celebrar el concierto en la isla comunista, salió al escenario, abriendo su recital con la canción “A Dios le pido”. Luego, continuó con temas tan conocidos como “La camisa negra” o “It' s time to change” (Es tiempo de cambiar). “Vinimos a Cuba por amor –dijo Juanes ante la ovación y entusiasmo de los cubanos, casi todos vestidos de blanco, el color de la paz, a petición del propio cantante–. No puedo creer lo que mis ojos están viendo. Es el sueño más hermoso de paz y amor que he podido experimentar después de mis hijos”. Y dedicó una canción “a todos aquellos que están privados de su libertad, donde quiera que estén”.


El cantante, que reside en Estados Unidos, ha sido elegido por la revista estadounidense “People” como una de las 100 personas más influyentes del mundo y por “Los Angeles Times” como “la figura del rock latino más destacada de la última década”.

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