jueves, 28 de enero de 2010

Santiago Carrillo: "La derecha está otra vez como en el 36"


A sus 95 años recién cumplidos, Santiago Carrillo, en una entrevista concedida al informativo Tele Cinco, confiesa que está “más preocupado por el futuro que por el pasado”. El veterano político comunista quien se considera jubilado de militancia, pero no del mundo de la política, teme la actitud del PP y la de los obispos, una derecha que “ha cambiado muy poco”. A su juicio, así lo demuestra la actitud de algunos dirigentes del PP y de “una parte mayoritaria” de los obispos que refleja “la agresividad de aquellos años” y la “dureza de la oposición”. El ex secretario general del Partido Comunista de España recuerda a la misma derecha que conoció cuando tenía 21 años.

“Están otra vez como en el 36 –recuerda Carrillo–, cuando la República fue golpeada por las bajas pasiones de la extrema derecha. La dureza de las posiciones del PP o la actitud de los obispos me recuerda mucho a esa época”. La diferencia que Carrillo ve entre aquellos tiempos y los nuevos es que “ahora no hay un Ejército dispuesto a sublevarse”. Pero no deja de criticar duramente las intenciones de la “derecha” frente a la crisis. “Siempre ha sido la misma. Cuando hay un periodo de crisis, siempre busca una reforma del mercado laboral, o lo que es lo mismo: que los más débiles paguen las consecuencias, que la paguen los trabajadores”.

Carrillo se declara antinuclear. Pero no mira para otro lado cuando se le cuestiona por la problemática de los residuos y la necesidad de un cementerio nuclear. Es partidario de abrir el camino hacia la “eliminación progresiva” de la energía nuclear aunque matiza que “hace falta un depósito para restos radiactivos” y que los "geólogos y los científicos” son los responsables de la búsqueda del lugar propicio para estos desechos.

Asegura sentirse fuerte y lúcido, pero también es consciente de algo que, pese al componente de obviedad que tiene, nunca es fácil de asumir: “El ser humano nace, vive y muere... y, en mi caso, ya me he hecho a la idea”. Manifiesta no tener miedo a la muerte porque es parte de la vida y no le preocupa. Confiesa no esperar ni el premio celestial ni el castigo infernal. No cree que se le haga un museo con su nombre, como ocurrió con Adolfo Suárez porque “yo no le caigo bien a quienes hacen los museos”, terminó bromeando.