miércoles, 18 de agosto de 2010

Carta de Elisa Carrió a dirigentes radicales.

Elisa Carrió, presidenta de la Coalición Cívica.

En las elecciones legislativas argentinas del 28 de junio del año pasado, en las que el oficialismo perdió la mayoría con la que contaba en ambas Cámaras del Congreso de la Nación, Acuerdo Cívico y Social se convirtió en la primera fuerza política de esta renovación parlamentaria, superando por un 0,02 % los votos del oficialista Frente para la Victoria. Respecto de la ideología de la agrupación, existe un fuerte debate sobre si debe considerarse orientada hacia la derecha o hacia la izquierda. Elisa Carrió, Presidenta de la Coalición Cívica, abogada y política argentina que lidera el polo de oposición al gobierno kirchnerista, sostiene que las categorías derecha e izquierda son viejas y que permitieron engañar y esconder la corrupción. Carrió enviaba el pasado 12 de agosto una carta personal a los dirigentes radicales Gerardo Morales, Mario Negri, Ricardo Gil Lavedra y Ricardo Alfonsín, en la que decía:

“Creo sinceramente que hay que terminar con la lamentable disputa pública y mantener la unidad parlamentaria que hemos logrado para cumplir fielmente las promesas electorales. Al mismo tiempo les reitero mi voluntad inquebrantable para lograr en el 2011 una unidad seria, republicana, de desarrollo y de justicia para toda la Argentina, y en eso voy a trabajar hasta el último día de mi vida. Pero no deseo, ni puedo, ni sirvo para tapar bajo la alfombra las grandes complicidades que en el proceso de destrucción de la Argentina han tenido actores concretos, tanto del peronismo como del radicalismo, como de terceras fuerzas que quedaron fagocitadas”.

Elisa Carrió asegura no estar dispuesta a volver a transitar el fracaso estrepitoso de la Alianza, fundada en la traición electoral, la corrupción, la impunidad y la irresponsabilidad. “Como ustedes lo saben muy bien, nos ha costado soledad, marginación e incomprensión colectiva sostener y vivir en los principios que nos enseñaron nuestros abuelos y, en mi caso, mi padre, como para entregar este tesoro que nos hace dignos por sólo razones de conveniencia o desesperación electoral. A Kirchner no lo va a derrotar el pasado, sino el futuro. El futuro que se expresa en la transparencia, la república, el desarrollo económico y la justicia social y no en los viejos pactos corporativos”.

Carrió confiesa tener una responsabilidad mayor: no entregar a esta nueva generación extraordinaria de políticas y políticos menores de 45 años a las fauces del viejo corporativismo cínico y corrupto de la Argentina. Y reconoce que no es cierto que todos los radicales sean iguales. “Esto es una confusión ética imperdonable. Mantenemos el único puente, la amistad entrañable y los principios. Quiera Dios y nuestro trabajo que podamos formar parte de una coalición gobernante que cambie la Argentina, pero no nos pidan arriar las banderas, la conducta y menos aún que le mintamos al pueblo de la Nación. Desde la inteligencia y el corazón es lo que trasmitiré al partido y a la Confederación Coalición Cívica en veinte días, ellos tienen la decisión final”.

Carrió pide perdón por su dureza. “Ustedes ya saben que soy dura en los principios y flexible en los acuerdos. Para esa unidad son necesarios principios, conductas y no discursos, y superar de una vez para siempre la antinomia peronismo no peronismo que torna ingobernable la República. Estoy convencida de que, finalmente, triunfarán los valores y la concordia, pero debo recordarles que no sabemos vivir en la ambigüedad permanente y en la especulación eterna”.

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