martes, 7 de enero de 2014

El Rey cumplió 76 años (I) ¿Un aniversario oportuno?

 
 Un rey titubeante pronuncia su discurso en el Salón del Trono del Palacio Real, ante la mirada de los príncipes. EFE
 
Fotografía retocada del Rey en la revista Hola.

El Rey Juan Carlos cumplía el pasado domingo 76 años en la “intimidad” de su Palacio. El cumpleaños se celebró en momentos de enorme tensión en la Familia Real, a la espera de lo que disponga el instructor de “El caso Nóos”, el juez Castro, sobre el futuro judicial de Doña Cristina. “Un calvario” o “un martirio”, según los apelativos utilizados en diferentes oportunidades por el jefe de la Casa del Rey. En su opinión, el monarca llegó a su aniversario muy recuperado, después de su última intervención de cadera, practicada por el doctor Cabanela en el Hospital Quirón de Madrid el pasado 21 de noviembre. Su aspecto había mejorado, como pudo comprobarse en su aparición televisiva con motivo de su tradicional mensaje navideño. Mensaje en el que puso de manifiesto que no tenía intención alguna de abdicar, en contra de lo que circuló meses atrás en determinados círculos. Dentro de un año, se cumplirá el 40º aniversario de su proclamación en la Jefatura del Estado a título de Rey, fecha crucial en la biografía de la Corona. Don Juan Carlos se convertirá en el tercer Borbón que más tiempo ha ejercido como monarca, tras su abuelo Alfonso XIII que llegó a los 45 y Felipe V, que alcanzó los 46.       

El reportaje fotográfico de la revista “Hola” colaboraba y confirmaba la semana pasada el espléndido aspecto de Su Majestad, quien aparecía mucho más delgado, de buen color, sin ayuda de bastones y con una indumentaria sumamente informal. Todo gracias a la magia del Photoshop de la revista de la familia Sánchez Junco, propietaria del magazine, que transmitió la imagen de un monarca en plenitud de condiciones, dispuesto y preparado físicamente para seguir en el Trono. Un look “informal”, con jersey de cuello vuelto y americana, aderezaba el penúltimo intento de mostrar a un Juan Carlos “imponente, lleno de vitalidad, renovado y recuperado” –decía  el reportaje– a pesar de sufrir unos de los momentos de mayor desafección social con la Corona: el discurso de Navidad del monarca fue el menos visto en los últimos 15 años.

El mismo sábado, Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey, aparecía en TVE, en el espacio “Audiencia abierta”, y subrayaba la espectacular recuperación del Jefe del Estado. Fue el colofón de la campaña de lavado de imagen del rey dirigida por Zarzuela desde hace varias semanas. En vísperas de la decisión judicial sobre la imputación o no de Cristina, Spottorno pidió al magistrado que cerrase pronto el sumario, porque ya llevaba abierto tres largos años y en ese tiempo se han hecho todas las diligencias necesarias. Y añadió que, para la Institución, estar “día a día repicando este tema es un poco martirio”. Hubo quien consideró estas declaraciones como una intromisión fuera de lugar por parte de la Zarzuela y quien entendió estas palabras como una sutil presión a la labor de un juez. “No es Zarzuela –se dijo– quien ha de marcar los ritmos y los tiempos de una instrucción, ni quien ha de avaluar si un juez actúa con lentitud o diligencia”. Evidentemente, la intervención del jefe de la Casa Real evidenciaba los  nervios y la enorme preocupación en Zarzuela sobre este asunto. El Rey habría pasado las últimas semanas visiblemente inquieto y así se lo habría manifestado a algunas de las personas con las que había conversado estos días navideños en Zarzuela.

Por el contrario, el portavoz parlamentario de IU, José Luis Centella, aseguró que la petición del jefe de la Casa del Rey para que se cerrase la instrucción del Caso Noós fue inoportuna y puso en evidencia “cómo se ha organizado para beneficio de una familia”. Calificó de “inoportunas” las palabras del jefe de la Casa, alertando de que esta intervención “está decidida a presionar” a la Justicia y pone en evidencia que “se ha organizado para beneficio de una familia”, en alusión a la infanta Cristina y a su marido Iñaki Urdangarín. Supuso, según Centella, un flaco favor y demostró nerviosismo: “La Justicia debe de ser rápida para llegar hasta al final, pero que una institución del Estado presione para que actúe, únicamente supone un flaco favor y demuestra nerviosismo”. A su entender, con estas declaraciones “la operación de Casa Real para recuperar la credibilidad del monarca sigue sin consolidarse”.

Al día siguiente, el rey presidió el día de la Pascua Militar. Desde la intervención de noviembre no había abandonado la Zarzuela para concurrir a un acto oficial. Apoyado en las muletas para caminar, el monarca pudo seguir el resto de la ceremonia castrense, levemente modificada. No pasó revista a las tropas ni impuso condecoraciones a miembros de las comisiones militares. Leyó su discurso desde un atril, en el que pudo apoyarse con cierta comodidad. Pero tuvo varios momentos de vacilación, titubeando con visible esfuerzo su discurso, con mala pronunciación y largas paradas. Fueron momentos en que se pudo comprobar cómo caía estrepitosamente su previo lavado de imagen. Los portavoces de la Casa Real justificaron los errores y balbuceos del Rey en la lectura, asegurando que el atril en el que estaban depositados sus papeles tenía “poca luz”. La misma que hubo en anteriores ocasiones en el mismo acto del Salón del Trono.

Una encuesta realizada por Sigma Dos para el diario “El Mundo” destaca que la institución monárquica perdió cinco puntos de apoyo en los últimos doce meses, hasta situarse en el 49,9%. El apoyo al reinado de Juan Carlos descendió nueve puntos a lo largo de 2013 y ya sólo cuenta con el 41,3% del respaldo popular. Pese a todo, el prestigio del Rey sigue siendo alto si se compara con el descrédito general de otras instituciones como el Gobierno, el Parlamento, el Poder Judicial, los partidos políticos o los sindicatos. Pero, el porcentaje de españoles que piden su abdicación subió 17 puntos hasta alcanzar el 62%. Los resultados de la encuesta no pillaron por sorpresa a la Casa del Rey, que realiza encuestas quincenales. Los datos incluso se valoraron con cierto optimismo, ya que el desafecto de los españoles parece ser ya algo crónico, sin descensos súbitos como en 2012. Realizada pocos días después del mensaje navideño del Rey, la encuesta constata que su compromiso de continuar “con ejemplaridad y transparencia” no convence a una mayoría de españoles. El 56,2% tiene una visión regular, mala o muy mala de este reinado, y lo que resulta aún más esclarecedor: el 69,4% piensa que Juan Carlos no será capaz de recuperar el prestigio perdido de la Corona en los últimos escándalos. Sólo un dato invita al optimismo del soberano: la reina Sofía y el Príncipe Felipe siguen siendo el sostén de la monarquía, ya que ganan cinco puntos respecto al año pasado y se mantienen con un ratio de popularidad del 67% y el 66,4% respectivamente. Asimismo, el 56,6% de los encuestados cree que, a diferencia de su padre, el Príncipe sí tiene el poder de restaurar el prestigio perdido por la dinastía borbónica en España. Además, la mayoría de los encuestados (el 73,3%) valoran positivamente “la cada vez más frecuente presencia del Príncipe en sustitución del Rey en encuentros con autoridades”.



Mañana: (II) Carta abierta a los monárquicos.

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