miércoles, 5 de marzo de 2014

Cuando la política se aprovecha de la religión…

 Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior,  conversa con Igancio Cosidó, el director general de la Policía.
 


 Mortadelo y Filemòn piden también  la medalla de Oro.
 
Cuando la política se aprovecha de la religión, ninguna de ellas sale beneficiada. Hay miles de ejemplos que así lo demuestran. Veamos los más recientes. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, firmaba el pasado 3 de febrero la Orden ministerial por la que concede la Medalla de Oro al Mérito Policial, con carácter honorífico, a la virgen María Santísima del Amor. Una distinción a propuesta de la cofradía de culto y procesión Nuestro Padre Jesús el Rico y María Santísima del Amor. El argumento que justifica la concesión reside en la “estrecha colaboración” de la cofradía con la Policía Nacional “en actos celebrados durante la Semana Santa”. La orden, firmada por el titular de Interior, reconoce compartir valores con la agrupación religiosa como la “dedicación”, el “desvelo”, la “solidaridad”  el “sacrificio”.

La extrema religiosidad de Fernández Díaz es públicamente conocida y, en ocasiones, ha sido duramente criticada, cuando ha intentado imponerla en las políticas que impulsa y sus acciones al frente del Ministerio. Varios de sus asesores y altos cargos del Ministerio no sólo son católicos de pro, sino que incluso contribuyen a la causa con su afiliación al Opus Dei o a la Orden Constantiniana de San Jorge, a la que pertenece el propio ministro a pesar de no estar reconocida por el Vaticano. Se trata del ministro que, el pasado 23 de enero, ya se mostraba convencido de que Santa Teresa de Jesús era “intercesora” para España “en estos tiempos recios” que está atravesando el país y animaba a acercarse a la obra literaria y mística realizada por la religiosa durante sus prolijos años de vida.          

El Sindicato Unificado de Policía (SUP) declina la invitación para presentar la “Jornada internacional de formación en investigación de delitos cibernéticos contra menores”, inaugurada por la reina Sofía, porque se resisten a “participar en actos de propaganda mediática orquestados por el actual director”, Ignacio Cosidó, tal y como destacan en una nota de prensa. Mónica Gracia, secretaria general del sindicato, asegura, en una carta dirigida a la reina, que “sería un honor asistir al acto pero por razones de elemental coherencia es imposible que podamos hacerlo si la invitación procede del Director General de Policía”. “En los poco más de dos años de mandato –escribe la secretaria general–, este sindicato mayoritario y defensor de los valores constitucionales, está siendo objeto de reiterados ataques por parte del Director General de Policía, apostando por un modelo policial alejado de nuestro carácter civil, donde lo religioso se impone sin respetar la libertad de elección de cada persona, y las discrepancias legítimas en este contexto se penalizan con expedientes disciplinarios, sanciones y querellas contra quienes han sido elegidos por los/las policías para ser representados”.

El pasado viernes, el SUP también declinaba asistir al acto de Ávila de jura de la XXV promoción de inspectores de la Policía Nacional porque la Dirección General del cuerpo, por órdenes del ministro Jorge Fernández Díaz, obligó a cambiar la canción tradicional que entonan los nuevos agentes, una marcha fúnebre de Frédéric Chopin, por una nueva canción de carácter religioso en el homenaje a los policías caídos. Se les obligó a aprender y cantar el himno militar “La muerte no es el final”, algo que el sindicato considera “absolutamente improcedente y fuera de lugar”. En el mismo comunicado, el SUP también afirmaban que lo que la Policía necesita es más formación y “menos politización”, así como “más respeto a sus derechos”, protocolos de actuación y menos recortes de sueldo.

La semana pasada el sindicato tampoco acudió al Pleno del Consejo de Policía porque Cosidó les “sigue ninguneando”. Denunciaron, así, que en la presentación del Informe del Director General de la Policía no se permitió que los vocales del Consejo hicieran alegaciones, lo que consideraron tanto un incumplimiento de la norma como una falta de respeto a las organizaciones sindicales representativas del cuerpo. Además, denunciaron que, en la mayoría de casos del apartado de expedientes disciplinarios, ya habían sido cumplidas las sanciones impuestas a los agentes, “despreciando los argumentos y pruebas aportados en las Comisiones donde se vieron, por lo que esto se convierte en un mero trámite burocrático completamente estéril”.
 
Curiosamente, un grupo de ciudadanos ha creado una campaña de recogida de firmas en la plataforma Change.org para que el Ministerio del Interior conceda la Medalla de Oro al mérito policial con carácter honorífico a los personajes de ficción Mortadelo y Filemón. La argumentación de los solicitantes es simple: “Tras la concesión a Nuestra Señora María Santísima del Amor, solicito de igual forma la concesión de dicha condecoración a Mortadelo y Filemón, personajes también de ficción que, desde 1958, llevan contribuyendo a ensalzar las bondades de la Policía a través de sus divertidas viñetas”. A los cuatro días ya se habían recogido casi 20.000 firmas.

1 comentario:

José Miguel Pueyo dijo...

José Miguel Pueyo Psicoanalista
8 de marzo · Editado
¿Es posible que una monja se complazca con la ideología de la CUP-AE y con régimen bolivariano de Nicolás Maduro?,

me comenta, visiblemente contrariado, un amigo. Cosas más extrañas se han visto –le he contestado esperando por su parte alguna aclaración con la que juzgar mejor lo que a primera vista tiene el carácter de la paradoja.

Mi amigo, profesor de Derecho, me explica que se refiere a la monja benedictina Teresa Forcades Vila (1966, Barcelona), quien además de condescender a las ideas de los integrantes, al menos de algunos, de la CUP-AE (Candidatura de Unidad Popular-Alternativa de Izquierdas, en el Parlament de Catalunya), ateos medulares, además de antisistema y anticapitalistas -de quienes Forcades ha dicho que quizá sean los únicos que deberían permanecer en el Parlament de Catalunya una vez conseguida la independencia de la que hasta ahora es una de las Comunidades Autónomas del Estado Español-, se congratula asimismo con el régimen bolivariano de Nicolás Maduro (Caracas, Venezuela, 1962).

Soy de los que opinan que una monja puede hacer lo que desee con su vida. Se me antoja, por ejemplo, que puede fundar un partido político, como lo ha hecho Forcades con el activista social y economista Arcadi Oliveres, (Procés Constituent a Catalunya). También estoy con los que piensa que una monja puede hacer lo que le plazca con su cuerpo, y no soy yo tampoco de los que cuestionan, como acabo de decir, la inmersión en la política de la gente que viste los hábitos. (Allá cada cual con lo que entienda por coherencia y responsabilidad). Además, se conoce, (¿quién no!), aquello de que «El hábito no hace al monje/a». Y aquí todo indica que esta monja de la orden de San Benito, médica y defensora de las orcas, está interesada por posiciones ideológicas afines a la Teología de la Liberación. Y es que quizá Forcades, siguiendo los pasos de otros hombres de religión, entiende que los hombres/hermanos deben echarle una mano, más allá de la oración o junta a ésta, a un Dios-Padre un poco olvidadizo de sus hijos.

Entre las objeciones a Teresa Forcades, destacaré que en su mundo intelectual entra Jacques Lacan. Pero lo que dice Forcades del genial psicoanalista parisino, además de decepcionante en todos las planos de su habitual verborreico discurso (muy a lo Slavoj Žižek), da la impresión de que ha querido darse un baño de la ciencia del sujeto humano y sus producciones que es el psicoanálisis, y presentarse, por lo mismo, con la pátina postmoderna del mayor representante de esa ciencia después de Freud. Algo semejante parece que fue lo que se propuso el secretario general de la CUP-AE, David Fernàndez, en el debate de investidura de Artur Más como President de la Generalitat de Catalunya (21/12/2012). En esta ocasión, al diputado y portavoz de la CUP, formación política simpatizante de Bildu (coalición de ideología independentista vasca) y del BNG (Bloque Nacionalista Gallego), no le informaron que Slavoj Žižek no es ni mucho menos la referencia adecuada para saber qué dijo Lacan de la política. Se comprende, por tanto, el error de lo que ese día dijo David Fernàndez en el Parlament: «Martí i Pol decía que todo es posible ¿no?; y como dice Slavoj Žižek, un filosofo contemporáneo, todo se puede hacer se ha de cambiar por la reflexión más lacaniana: lo imposible pasa.»

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