domingo, 7 de diciembre de 2014

La Constitución no es intocable.

 
 
La Constitución española cumple 36 años y los españoles coinciden en que los políticos que la crearon se han convertido en el tercer problema del país. El Senado acogió el sábado, día 6, el acto central del Día de la Constitución, reuniendo en  la plaza Colón y en el Congreso de Diputados a los que se rigen en ella. El presidente del Senado, Pío García Escudero, compartió protagonismo con su homólogo de la Cámara Baja, Jesús Posada, y ambos fueron los encargados de recibir a los representantes políticos e institucionales. En este nuevo aniversario, el Gobierno defiende la plena vigencia de la Constitución y considera que su reforma no es urgente. El texto de 1978, preparado para hacer frente a desafíos a los que España pueda enfrentarse, ya ha sido dos veces mínimamente reformado. El Gobierno no se  ha cerrado en banda a dialogar sobre posibles propuestas de reforma, aunque advierte de que debería contar con un “amplísimo” consenso. Por su parte, el PSOE, principal partido de la oposición, ha invitado al resto de las fuerzas políticas y a las instituciones a alcanzar un “pacto para defender el Estado de bienestar” y para “impulsar el crecimiento económico”. Hace dos años, el CIS publicó una encuesta según la cual siete de cada diez españoles estaban insatisfechos con la marcha de la democracia y más de la mitad tenía el mismo sentimiento hacia la Carta Magna. Escasos eran los que opinaban que la Constitución se respetaba “bastante” (un 19,5 %) o “mucho” (un 1,7 %), frente a un 31,3 por ciento que creían que se respetaba “poco”, “nada” (un 13,3 %) o “algo” (un 26,7 por ciento). Pese a ese desencanto, la inmensa mayoría, el 72,4 por ciento veía “motivo de orgullo” el modo en el que se llevó a cabo la Transición y un 77 por ciento consideraba que la democracia era preferible a cualquier otra forma de gobierno. Además, el 41,7 destacaba que el mayor logro de la Constitución era que garantiza la libertad frente a un 18,8 por ciento que subrayaba el consenso con la que se aprobó. ¿Cómo reaccionarían hoy los españoles ante las mismas preguntas? ¿Cómo se sienten hoy, tras más de cinco años de retroceso económico y social?


El presidente de la Comunidad, Ignacio González, y la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, defendieron el viernes mantener la Constitución ante la falta de consenso para reformarla. El PSOE y UPyD, que asistieron a la recepción del Gobierno regional madrileño, abogaron por su actualización. El PP defendió la Constitución frente a los “partidos radicales” y “separatistas”. En su intervención, González mostró su preocupación por los movimientos políticos que urgen a una reforma de la Constitución como solución a las grandes preocupaciones sociales de los españoles porque, en su opinión, quieren “un cambio radical de régimen”, más cuando lo que proponen es modificar los apartados que tratan sobre la monarquía o la soberanía nacional. “La Constitución no es la panacea ni el pozo de los deseos; no lleva al paraíso ni tiene el donde acabar con los problemas”, afirmó el presidente regional, defendiendo que para mejorar el estado de bienestar o hacer más participativa la democracia no es necesario cambiarla. La delegada del Gobierno, tras matizar que la Carta Magna no era ninguna “verdad revelada” y que se podía cambiar si había consenso, criticó la falta de “lealtad institucional” de “los dirigentes de partidos políticos de algunas comunidades autónomas que, de forma interesada, y, en un ejercicio de irresponsabilidad, alimentan la diferencia en detrimento de la convivencia y potencia lo que nos separa y no lo que nos une”. Cifuentes también hizo referencia a “algún partido de nuevo cuño” o “partidos radicales” que olvidan que “España no es un país de países y no que pueden existir 17 Españas, porque somos un Estado nacional”.


En la plaza Colón se celebraron los actos de conmemoración del Día de la Constitución. Bajo la presidencia de los presidentes del Congreso, Jesús Posada, y del Senado, Pío García Escudero, acompañados por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa y de una amplia representación de las dos Cámaras y de personal militar, se izó una bandera de 300 metros cuadrados. Al mediodía, el Gobierno, sólo cuatro presidentes autónomos   Alberto Núñez Feijóo (Galicia), Alberto Fabra (Comunidad valenciana), Alberto Garre (Murcia) y Luisa Fernanda Rudi (Aragón), todos ellos del PP–, altas instituciones del estado y líderes políticos, se reunieron en el Salón de los Pasos perdidos del Congreso de los Diputados en un acto un tanto deslucido. Como otros años, esta recepción estuvo marcada por las ausencias de partidos como CiU, PNV, ERC, Amaiur o IU, cuyo coordinador federal, Cayo Lara, acompañado de José Luis Centella, acudieron sólo para explicar a los medios los motivos de la falta de presencia. Tampoco estuvo presente  ninguno de los líderes territoriales del PSOE, más allá de ex el presidente de la Generalitat José Montilla (PSC), hoy portavoz de Entesa en el Senado. La última vez que coincidieron todos los mandatarios autonómicos en un acto institucional fue el pasado 19 de junio, en la proclamación de Felipe VI por las Cortes Generales, no sin cierta polémica por los tibios aplausos al monarca de presidentes como Artur Mas o Iñigo Urkullu. A ello hay que añadir la ausencia por parte de los ex presidentes José María Aznar, Felipe González o José Rodríguez Zapatero. Una cita deslucida en la que Rajoy  reiteró de nuevo que no había por qué reformar  la Constitución.

Rodríguez Zapatero propuso una segunda reforma que giraba en torno a la modificación del artículo 135 de la Constitución.

Pero volvamos un poco atrás en el tiempo. El 7 de julio de 1992, se realizó la primera reforma a la Constitución Española de 1978. Los grupos parlamentarios en el Congreso (PSOE, Partido Popular, Convergència i Unió, de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, del CDS, PNV y Grupo Mixto), presentaron conjuntamente una proposición de reforma que consistió en añadir, en el artículo 13.2, la expresión “y pasivo”, referida al ejercicio del derecho de sufragio de los extranjeros en elecciones municipales, para adaptar la Constitución a una exigencia del Tratado de Maastrich. Al no afectar a los artículos arriba mencionados no se disolvieron las Cortes, y al no solicitar referéndum el 10% de diputados o senadores, éste no se llegó a celebrar. Diecinueve años más tarde, el 23 de agosto de 2011, Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno, propuso una segunda reforma que giraba en torno a la modificación del artículo 135 de la Constitución, estableciendo en el texto el concepto de “estabilidad presupuestaria”. Contó con el apoyo de los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE y el de UPN y tampoco entonces fue necesario un referéndum. Sin embargo, el resto de partidos representados en la cámara se mostraron descontentos ante dicha reforma en la que, según ellos, no se les había llamado a la negociación lo que les llevó a acusar a ambos partidos de “romper el proceso constituyente”. Puesto que PSOE y PP tenían conjuntamente, en dicha legislatura, más del 90% de diputados y senadores, al tratarse de una reforma por proceso ordinario, no fue necesario un referéndum; tampoco fue solicitado por un 10% de los representantes de una de ambas cámaras, dentro del plazo previsto que concluyó el 26 de septiembre de 2011.

 
En 2012, Diego López Garrido, Catedrático de Derecho Constitucional y diputado por el PSOE, señaló que la Constitución Española de 1978, después de más de 30 años, necesitaba reformas importantes en el sistema electoral, reforzamiento de los derechos sociales y los derechos económicos, integración de Europa en el texto constitucional y establecimiento definitivo del Estado federal. Habría que conseguir al menos, según él, delimitación entre Estado y Comunidades Autónomas, sistema de financiación basado en la justicia y la solidaridad y reforma del Senado para hacer una cámara territorial. Sin embargo, para María Dolores de Cospedal, del PP, la Constitución no requería ninguna reforma. Aparte de la de la Cámara alta propuesta por el PSOE, que incluía una modificación tanto de las funciones como de la composición de la misma, en febrero de 2013 se constituyó, mediante acuerdo de todos los grupos del Senado, una ponencia compuesta por nueve senadores, para estudiar una reforma constitucional que afectara exclusivamente a las funciones del hemiciclo, iniciándose la primera reunión el 14 de mayo del mismo año, y cuyo estudio debería haber finalizado en Junio. Todo quedó en simples deseos y discursos.
 
Sánchez plantea, frente al inmovilismo de Rajoy, un pacto para reformar la Constitución.

El PSOE estaría ahora dispuesto a trabajar de inmediato en un plan de reforma Constitucional frente al “inmovilismo” del presidente del Gobierno en relación a la crisis abierta en Cataluña. Pedro Sánchez, actual secretario general del PSOE,  asegura que el Gobierno de Rajoy está “agotado y resignado”. Dice que va a ser “contundente” en los casos de corrupción, pero recalca que también lo será “en la defensa” de quienes crea que “son inocentes” como los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Sánchez lamenta que Mariano Rajoy se haya convertido en “un presidente que no ofrece, políticamente, señales de vida inteligente” y cuyo “único proyecto” para el final del mandato es “el bloqueo institucional y el inmovilismo”. En su opinión, “si algo ha quedado demostrado en estos tres años es que ésta es la legislatura más mediocre de la democracia” y que, para la mayoría de los ciudadanos, “ya está claro que Rajoy no es el presidente que España necesita y que la derecha española nunca ha tenido un proyecto político para este país”. Sánchez advierte a su homónima en el PP, María Dolores de Cospedal, que “no es quién para dar ejemplo” en cuestión de voluntad de acuerdos o de respeto de las reglas del juego, respondiendo así a las declaraciones de Cospedal, quien le acusa de querer “dinamitar” las reglas del juego con la reforma constitucional que propone para la crisis política en Cataluña. Sánchez recuerda a Cospedal que fue ella quien “aprobó con carácter unilateral” la reforma de la ley electoral de Castilla-La Mancha para reducir el número de diputados. La dirigente popular le  responde que “no es quién para dar ejemplo de voluntad de acuerdos ni de respeto a las reglas del juego”. 

Según Pedro Sánchez, Zapatero pactó con el PP “de una manera claramente apresurada”.

En septiembre de 2011, en medio de la tormenta financiera que azotaba los mercados de deuda de la eurozona, los dos principales partidos políticos, el PSOE y el PP, aprueban una reforma del artículo 135 de la Constitución, destinada a garantizar, por la vía constitucional, el equilibrio presupuestario de las Administraciones Públicas y la prioridad absoluta del pago de la deuda pública sobre cualquier otra rúbrica presupuestaria. Pedro Sánchez, reconoce que la reforma del artículo 135 de la Constitución, que el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero pactó con el PP, se hizo “de manera claramente apresurada” y “sin debate previo”. Por ello, defiende ahora la necesidad de “completarlo”, esta vez sin “hurtar a la ciudadanía ese necesario debate”. Así lo pone de manifiesto en un artículo que el líder de los socialistas publica en el diario ‘El Mundo’, en el que aplaude el “gesto que, valientemente,” lideró entonces Zapatero, porque “evitó la intervención”, pero en el que, tres años más tarde, también reconoce que es necesario reformar el artículo para garantizar los derechos sociales. De este modo, Sánchez admite que los dos “principios” que, a su juicio, definen a los socialistas, (resumidos en “la prioridad de la gente sobre la economía” y en “la defensa del debate previo a las grandes decisiones”), quedaron “subvertidos en el tempestuoso verano de 2011”, al consagrar en la Constitución la “prioridad absoluta” del pago de la deuda. “Yo mismo participé en las reuniones preparatorias de la reforma –recuerda– y yo mismo defendí en público su necesidad”.  Añade que, en aquel momento, España “tenía el serio riesgo de ser intervenido” y que creyeron que, de esta forma, satisfacían “la voracidad de los llamados ‘mercados’ ”. Asimismo, Sánchez explica que tomaron esa decisión porque confiaban en que el acuerdo alcanzado entonces con el PP “se mantendría, cuando tocara hablar de la Ley de Estabilidad Presupuestaria”.
 
José Luis Bonet,  presidente de la Cámara de Comercio de España y Freixenet, cree en la reforma de la Constitución.

Los partidarios de una reforma de la Constitución para solucionar las reclamaciones nacionalistas catalanas tienen, desde el pasado lunes, un nuevo apoyo: el del presidente de la Cámara de Comercio de España y de Freixenet, José Luis Bonet. Se trata de uno de los empresarios más destacados de España y una de las voces más críticas del sector con el proceso independentista capitaneado por Artur Mas. Pese a no haber escondido nunca su proximidad a las tesis del PP, Bonet ahora se distancia de las tesis de Mariano Rajoy. Cree que hay posibilidades frente a la cuestión catalana. “Una posible salida  –asegura– es una reforma de la Constitución. El presidente de la Cámara de Comercio de España pide que el “consenso” entre fuerzas políticas sea el mayor posible para dar este paso. Asegura que el “Estado de las autonomías ha sido un acierto y ha dado vida a España”. Indica, de forma elíptica, que el modelo, tal y como lo conocemos en estos momentos, ha llegado a su fin. A lo largo de su intervención en el Foro ABC, Bonet señala que lo que hace falta en estos momentos es “respeto por los demás y tolerancia”. Ante los que piensan que su empresa, una de las principales productoras de cava de Cataluña, sufrirá un nuevo boicot en el resto de España, Bonet defiende la “españolidad” de la compañía. Reconoce que existe “temor y preocupación” en la dirección por una “situación desagradable”. E  insiste en que, por ahora,  no han notado ningún efecto sobre una nueva campaña contra el cava. “Al contrario –añade–, este año está siendo bueno”.  En su conferencia, defiende la unidad de los agentes económicos y de las empresas para mantener la senda de recuperación y, sobre todo, la internacionalización. “La clave –insiste– es la internacionalización. No es tan fácil, pero podemos”. Sus palabras levantan cierto murmullo entre los asistentes por la similitud de las palabras con los eslóganes de la formación política liderada por Pablo Iglesias. El empresario reconoce que la economía española tiene “problemas que resolver”, pero que está alineada con otros países desarrollados. “El sistema – sentencia– no tiene alternativa en este momento”.

Rosa Díez, presidenta de Unión Progreso y Democracia (UPyD).

También Unión Progreso y Democracia apoya una reforma de la Constitución “para conseguir un Estado federal fuerte con competencias exclusivas en educación, sanidad, justicia o medio ambiente que garantice a todos los ciudadanos los mismos derechos y obligaciones en cualquier lugar de España”. Defiende que todas las Comunidades Autónomas tengan las mismas competencias y financiación, sin privilegios ni excepciones, distribuyendo racionalmente las competencias entre Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos “para evitar duplicidades, despilfarro y burocracia inútil”. Rosa Díez insiste sobre la crisis económica y reforma del Estado: “Tenemos un Estado demasiado caro, complicado e ineficaz que ha empeorado la crisis económica de modo que la lucha contra la crisis comienza en su reforma: eliminando duplicidades, despilfarro y normas absurdas. Podemos ahorrar 26.000 millones anuales, mejorando la gestión de las Comunidades Autónomas, y 14.000 más, suprimiendo las Diputaciones y fusionando Ayuntamientos. Y ahorraremos más, suprimiendo miles de entes públicos innecesarios que consumen recursos y crédito sin producir servicios, derogando miles de normas locales que obstaculizan la iniciativa económica, restaurando el mercado único nacional y la libertad de circulación de profesionales y empresas. Así será posible mantener servicios básicos sin recortes, y dedicar el ahorro público a invertir en economía productiva”.
 
 Pedro Sánchez registró en el Congreso la petición para abrir una subcomisión que analice la reforma de la Constitución.

El pasado martes, el PSOE dio el primer paso para intentar reabrir el debate sobre la reforma de la Constitución. El propio Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, se personó en el registro del Congreso para plantear la creación de una subcomisión parlamentaria que inicie los trabajos y delimite la reforma de la Carta Magna. Propuso una subcomisión en abierto en la que se convoque a especialistas de todo tipo para que los grupos parlamentarios puedan empezar a esbozar cómo sería dicha reforma. Los socialistas quieren una reforma en profundidad, que no sólo afecte a Catalunya sino a otros muchos temas del texto constitucional. El primer paso dado por el PSOE sería sólo a modo de reflexión y como forma de enmarcar los temas y contenidos que deberían modificarse de la Carta Magna y, con el poco tiempo que resta de legislatura, dicha subcomisión no tendría más desarrollo que empezar a abrir un periodo de debate. Conscientes de ello, los socialistas pretenden llevar este asunto al Congreso para romper con el tabú de que la Constitución es intocable. Creen que esta subcomisión puede ser un inicio para que su reforma se abra paso y se encuentren puntos de acuerdo mayoritarios.
 
Pedro Sánchez busca el apoyo de la gente en Las Cortes.

“Abramos el debate – rogó Sánchez al jefe del Ejecutivo el pasado jueves–, sólo pedimos que se abra el debate”. Sánchez quiere que la Constitución no se escude “en el cerrojo de la mayoría absoluta” por parte de un PP que rechaza el diálogo. “El mejor homenaje y el mejor servicio que se les puede prestar a los ciudadanos y a la Constitución es abrir el debate de la reforma”, señaló, coincidiendo con la jornada de puertas abiertas en el Congreso en la que el socialista se fotografió con muchos de los visitantes. El PSOE difundió un vídeo de apenas un minuto de duración, que pretende reflejar la vida de una mujer de 36 años que, aunque aún se siente “una niña”, resume su propia evolución con frases como “fui rellenando mi espacio, mientras me fui construyendo a mí misma” o “reír, estudiar, escuchar, bailar y a veces nada para cenar”. Dicho vídeo está destinado a defender su propuesta de reforma de la Constitución,  “Hay que ampliar y reformar este lugar, porque es nuestra casa –afirma la protagonista del montaje, que termina con el lema ‘La Constitución que queremos’–. Porque necesitamos crecer juntos. Porque necesitamos un futuro juntos. Simplemente, nos queremos”. En su relato entran después su pareja, un hijo, una perra y los amigos. “Todo lo que hay aquí significa algo para mi, son trocitos de la mujer que soy, pero sé que es el momento de que todo siga cambiando. No aferrarme. Ahora somos cuatro los que tenemos que vivir aquí”. Por su parte, el  PP estaría dispuesto a demostrar que eso es falso.
 





 El PP recuerda que, “no se puede abrir una puerta sin saber antes cómo se va a cerrar”.

Pedro Sánchez invita a Rajoy a dialogar sobre la modificación de la Carta Magna, pero éste rechaza la propuesta del líder de la oposición y se niega a crear una subcomisión parlamentaria a fin de llevar a cabo la reforma. Sánchez se encuentra con el rechazo a su propuesta y con la crítica del jefe del Ejecutivo porque, según fuentes gubernamentales, el PSOE sigue sin concretar los términos de la modificación que plantea. El jefe del Ejecutivo advierte al líder socialista de que iniciativas de tanta importancia como ésta no pueden plantearse de manera unilateral. El secretario general del Grupo Popular en el Congreso, José Antonio Bermúdez de Castro, adelanta el rechazo del PP a dar vía libre a la subcomisión pedida por el PSOE para abrir el debate de la reforma constitucional. “No es oportuno ni necesario”, zanja. A su juicio, “no se puede jugar” con el marco de convivencia que supone la Constitución de 1978, “pues es un tema serio” con el que “no se debe frivolizar”, ni hacer propuestas “con carácter unilateral y sin acuerdos serios”. El PP recuerda que, después de un año de debates, sigue sin conocerse el contenido exacto de la reforma que plantea el PSOE, más allá de los “titulares”, y “no se puede abrir una puerta sin saber antes cómo se va a cerrar”. Según Bermúdez de Castro, este asunto “no forma parte de las principales preocupaciones de los ciudadanos”. Y añade: “No tiene sentido que, en un día como hoy, el PSOE pida a las demás fuerzas políticas un gran acuerdo para reformar la Constitución, que es un tema muy complejo, y se niegue a alcanzar un gran pacto para combatir, con medidas concretas, la corrupción”.


“La Constitución –publica un manifiesto suscrito por Plataforma de Afectados por la Hipoteca  de Valencia, de Horta Sud, Plataforma per l’Enseñament Públic-Escola Valenciana, FAPA, Ciencia con futuro, Plataforma de Socialistas de Izquierda y Socialismo 21 Asociación Político-Cultural ha sido asesinada con premeditación y alevosía por parte de los mismos que se han aprovechado del pacto constitucional diseñado durante la transición, una oligarquía formada por el poder financiero, las grandes multinacionales y una clase política mayoritariamente puesta al servicio de estos grupos económicos, que son los que les financian. Insaciable, como sus dueños europeos y mundiales, la minoría que nos gobierna no quiere siquiera cumplir sus propias reglas de juego y nos impone otras a nuestras espaldas. La Constitución ha sido vaciada de sus contenidos y puesta al servicio de los poderosos para defender intereses opuestos a los nuestros. Ante esta reconfiguración autoritaria de los poderes, contra este fraude democrático, la única salida es ejercer nuestra soberanía como pueblo, dotándonos, desde abajo, de una nueva Constitución que dé salida a la multiplicidad de problemas que oprimen nuestras vidas. Desde los cientos de desahucios diarios hasta los millones de parados, pasando por el desmantelamiento de la educación, la sanidad, los servicios públicos esenciales y el pago de una deuda que no nos corresponde, la solución común a todas nuestras reivindicaciones pasa por el inicio de un proceso constituyente democrático que nos una y responda a todas nuestras necesidades. Frente a esta Constitución fallecida, convertida en papel mojado, hagamos una nueva que traslade verdaderamente nuestra voluntad, en la que todos los derechos que en ella se reconozcan se apliquen obligatoriamente y podamos pararle los pies a cualquier gobierno que no cumpla con sus compromisos y con nuestro mandato”.
 
 
“Llega, a finales de esta semana, una nueva conmemoración de la Constitución –recuerda Fernando Jáuregui en Diariocrítico–. Los partidos preparan ya sus respectivas 'batallas dialécticas' acerca de la necesidad de reformar, o no, la ley fundamental que data de 1978. Es decir, treinta y seis años en los que ha sufrido mínimos retoques y en los que el clamor en pro de la reforma de algunos artículos  –e incluso títulos– crece de forma imparable. Así, la reforma de la Constitución, ante la que el presidente Rajoy muestra tanta pereza, se convierte en el gran tema de esta semana. Una vez más. Pero, cada vez, con urgencia más imparable. Cuando comienza diciembre, en las redacciones de periódicos y agencias, radios y televisiones, comenzamos a hacer el resumen del año que se va, y a elaborar las previsiones para el año que nace. Año tremendo el que se va, que ha incluido, en apenas cinco meses, la abdicación de un rey y la llegada de otro, la dimisión del líder de la oposición y la llegada de otro, el hundimiento de los partidos consolidados y la llegada de otros, el adiós a la política de muchos rostros que parecían estar ahí para siempre. Y, claro está, el enorme desafío independentista catalán, que ya se ve que desde el Estado central no se sabe cómo afrontarlo. Con esas premisas, ¿cómo no pensar que este 2015 que llama a la puerta va a ser un año, además de electoral, de enormes cambios, de grandes convulsiones? No hay que temer, por supuesto, al cambio. A lo que entiendo que hay que temer es a no saber gestionar, desde el puesto de mando que sea, ese cambio. O peor: hay que temer a quienes pretenden detener artificialmente los cambios, a quienes se colocan de perfil, a quienes niegan el cambio evidente. Y de eso tenemos algunos notorios ejemplos en nuestra vida política, económica, social”. (…) 

“El caso –prosigue Jáuregui– es que ahora comenzamos una semana que va a concluir con la celebración de un nuevo aniversario de la Constitución. Cada año, la pervivencia, tal como está, de nuestra ley fundamental se hace más difícil. Naturalmente que vamos a asistir a una nueva y recrudecida batalla dialéctica entre populares y socialistas, entre nacionalistas y no nacionalistas, entre izquierdas y derechas si se quiere, acerca de si hay o no que reformar la Constitución, cuánto y cuándo. Como si quedase mucho tiempo para ello. Como si ahora el dejar que todo se pudra pudiese ser -otras veces, lo admito, lo ha sido-la mejor táctica e incluso la más acertada estrategia. Ya no lo es, al menos según mi modesto entender. No sé por qué, tengo la creciente sensación de que este va a ser el último, o el penúltimo año –el próximo estaremos embarcados en la fiebre electoral–  en el que la Constitución va a ser exactamente la misma que la que ahora conmemoramos, la de 1978. Lo que ocurre es que, cuando de verdad nos pongamos todos a la tarea de reformarla, puede que hayan triunfado las tesis de quienes hablan, me parece que algo ligeramente, del 'corsé del 78' y cosas similares. Y entonces de poco valdrán las lamentaciones y los reproches. Ya será tarde”.
 
 
En varios fotomontajes, mostramos varios bocetos de Tremending Tope que aparecieron la semana pasada en Twitter, inspirados en el cuadro de Antonio López –un cuadro que le costó hasta dos décadas terminar–. Todos ellos aportan un ‘realismo’ diferente o, simplemente, un toque de humor. Por otra parte, tras dos años y medio de presión legal, por fin, se ha conseguido que no se pueda negar más la evidencia del caso Rodrigo Rato, gracias a los informes de los peritos del Banco de España sobre las cuentas de la salida a bolsa de Bankia. Unas cuentas maquilladas, con decenas de irregularidades, que ocultan a sus ingenuos accionistas la verdadera realidad de Blesa y Rato. Y el toro español.







 
El humor de Erlich:






 
Forges, El Roto, Esteban Navarro, Peridis, Ferrán  J. R. Mora y otros humoristas tocan el tema de la Constitución:








 
 
Otros dibujos humorísticos, de Pep Roig, desde Mallorca: Descerebrados, Dejadme solo, Actividad frenética (de frenar), Constitucional hipocresía, La independencia judicial, pendiente del Gobierno y La lejana prosperidad.





 

 
Entre los vídeos de esta semana, el lanzado por el PSOE, que difunde la necesidad de una reforma sobre la Constitución en la línea que viene postulando el Partido Socialista.
 
 
En el siguiente este corto, titulado “Nuggets” (Pepitas de oro) y dirigido por Andreas Hykade y Angela Steffen, un sencillo kiwi descubre una curiosa sustancia amarilla: las drogas. A lo largo de su paseo por la vida, se topa con ella en varias ocasiones. Y muestra en lo que uno se convierte si se deja llevar por ellas. Existe una gran variedad e igual de variados son sus efectos en los que las consumen. Las catalogadas como drogas duras comienzan llevando a lugares imposibles con experiencias extracorpóreas pero, durante el proceso, la dependencia va creciendo proporcionalmente a la tolerancia de la misma. El cuerpo aprende a sintetizar las sustancias de manera más efectiva, por lo que, si el drogodependiente quiere recrear los efectos de las veces anteriores, tiene que aumentar las dosis, lo que desemboca en un círculo autodestructivo.


Animación musical con instrumentos creados al objeto.
 
 
 
Spot de la Campaña de Navidad de la FAPAM "NO COMPRES, ADOPTA" con la participación especial de Enrique Villén y Carlos Sobera.
 

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