miércoles, 20 de enero de 2016

(Y II) El rey Felipe quiere, pese a todo, “fortalecer las cálidas relaciones”.

 Felipe VI quiere visitar Arabia Saudí para “fortalecer las cálidas relaciones”.

El Gobierno actual cree tener motivos sobrados para preservar la relación con Arabia Saudí de cualquier polémica. Entre otros está el AVE a la Meca, el Metro de Riad o la posible venta de corbetas de Navantia. El astillero público Navantia está a la espera de que Arabia Saudí le encargue la construcción de cinco corbetas por más de 2.000 millones de euros. La adjudicación está pendiente de la decisión política de Riad, al máximo nivel. De confirmarse, sería el más importante contrato de la historia del astillero, por encima de los firmados en su día con Venezuela, Noruega y Australia. Dicho contrato se sumaría a la construcción del AVE del desierto, por 6.700 millones de euros, cuya entrada en servicio quieren adelantar las autoridades saudíes a 2017, un año antes de lo previsto, o a la construcción del metro de Riad, tres de cuyas líneas se adjudicó un consorcio liderado por la española FCC por 6.070 millones.

Los motivos alegados por Felipe VI para visitar esta dictadura saudí apuntan a “fortalecer las cálidas relaciones”. Pero, el pasado viernes, “Podemos”  pedía al Gobierno en funciones y a la Casa Real frenar el viaje de los reyes, Felipe y Letizia, a Arabia Saudí. La visita estaba anunciada para el próximo 16 de febrero por el embajador saudí en España, príncipe Mansour Bin Khalid Alfarhan Al-Saud. Pablo Iglesias argumentó que no veía “razonable” que una institución como la monarquía, “supuestamente neutral y que debe promover los valores compartidos por la ciudadanía española” realice una visita oficial a un país en que las mujeres ni siquiera pueden conducir, se reprime a los defensores de los Derechos Humanos y se ejecuta a numerosos condenados. Y recordaba que, el pasado 2 de enero, Arabia Saudí ejecutó a 47 personas, entre ellas el líder religioso chií Nimr Baquir al Nimr, lo que ha “desatado una espiral de tensión con Irán y otros países que amenaza con desestabilizar aún más una región sumida en la violencia, la guerra y la inestabilidad”.

Ni el Ministerio español de Asuntos Exteriores y de Cooperación ni el Palacio de la Zarzuela han anunciado de manera oficial el mencionado viaje. Las declaraciones del embajador saudí al programa “Audiencia Abierta” de TVE, centrado en la actividad de la Corona, se difundieron diez días después de que el Rey Don Juan Carlos realizase una gira “privada”, por algunas monarquías del Golfo Pérsico. La gira incluyó a Arabia Saudí, donde el Rey Salman acudió a recibir a Don Juan Carlos al mismo aeropuerto y ofreció una cena para rendirle homenaje.

“Podemos” también pidió en su comunicado al Ministerio de Defensa “una rendición de cuentas exhaustiva” sobre la colaboración militar y la venta de armas a países “sobre los que pesan acusaciones de violar los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”. Y se definió partidario de dar un nuevo enfoque a las prioridades de la política exterior española, apoyando más “a países como Túnez, donde la democracia se abre paso con mucho esfuerzo” y donde la colaboración española “podría suponer una ayuda importante para asentar el proceso de transición política, reconocido hace apenas unos meses con el Premio Nobel de la Paz”. El Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez fue formado en el verano del 2013 y demuestra que islam y la democracia son compatibles. Al mismo tiempo, Arabia Saudí inició hace ocho meses una campaña de bombardeos en Yemen para intervenir en la guerra civil de ese país. Las organizaciones de Derechos Humanos y agencias de la ONU denuncian que el número de muertos supera los 5.000, de los que unos 2.500 son civiles. Lo que agrava al máximo el asunto del viaje a dicho país.

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