domingo, 8 de octubre de 2017

Hablemos, todos de blanco y sin banderas… Y el bloqueo del conflicto por parte del rey.


Un grupo de trabajadores de la agencia de publicidad Rushmore decidía, a finales de septiembre, exponer en la fachada de sus oficinas madrileñas, en la Gran Vía, una pancarta blanca con letras negras y un mensaje igual de sencillo: “¿Parlem?” (“¿Hablamos?”).  La agencia asegura que no tenían ninguna intención de promoción y, de hecho, prefería no responder a las entrevistas para no obtener un protagonismo que no buscaban. Era una iniciativa de los trabajadores ante el creciente clima crispado que rodeaba el referéndum de independencia de Cataluña del pasado domingo. El mensaje era lo más breve y sencillo que se había encontrado. Un trozo de tela blanca con una pregunta en catalán: “¿Parlem?” y su traducción “¿Hablamos?”, en la Ciudad Condal. Desde hace demasiado tiempo, ni Rajoy ni Puigdemont se dirigen la palabra, al menos directamente. Tampoco el rey Felipe VI pronunció la palabra “diálogo” en su discurso del martes. La falta de diálogo entre los gobiernos de España y Catalunya inquietó a algunos ciudadanos, como los que ahora se juntan masivamente alrededor de la iniciativa '¿Hablamos?'. Una campaña que nace en medio de un “choque irresponsable que nos divide en bloques”, comenta Guillermo Fernández, un madrileño de 32 años, investigador de la Universidad Complutense de Madrid y promotor de esta iniciativa. “¿Hablamos?” nació en un encuentro entre un grupo de amigos que comentaban la actualidad política, marcada por la herida abierta por la violencia policial del 1-O. “Estábamos asombrados, tristes y con miedo de que fuera a peor”, explica Fernández. “Tenemos la impresión de que Rajoy y Puigdemont no tienen ganas de hablar y les interesa que esto vaya rápido por fines electoralistas”. Por eso surgía la pregunta de “¿Hablamos?” y la decisión de las bases de que hay que impulsar “algo para pedir diálogo”. Un “algo” que se traduce en “una iniciativa ciudadana impulsada por la sociedad civil” y se concreta en un manifiesto que aboga por “el diálogo fraterno y la convivencia democrática” que ayer, sábado, 7 de octubre, convocaron quienes se sienten interpelados a movilizaciones por toda España. El texto acusa a los gobernantes de haber “sembrado odio, enfrentamientos y divisiones” y tachan a los dirigentes de “incapaces e irresponsables”. Y reafirma que “esto no lo resuelven ellos, sino la gente, el diálogo y la convivencia”. De ahí surgió este lema: “España es mejor que sus gobernantes ¿Hablamos?”.


¿Quién puede estar en contra de hablar? Claro que sí. Hablemos, pero ¿de qué? Y ¿quiénes? Qué espacio existe hoy para el diálogo, cuando todos los puentes se han dinamitado. Resulta difícil pensar en una negociación entre la Generalitat y el Gobierno central con sus actores actuales. El Gobierno catalán no va de farol y ha llevado su apuesta hasta las últimas consecuencias. Ha traspasado tantas líneas rojas, que también ha dejado poco margen a la otra parte. El pasado domingo, 1 de octubre, las movilizaciones ciudadanas multitudinarias se vieron sorprendidas y aplastadas por las fuerzas policiales enviadas desde Madrid. El movimiento soberanista demostró una gran capacidad de organización y tenacidad extraordinaria. España y Cataluña se encontraron transitando por un terreno ignoto. Pese a todo, muchos votaron en unas circunstancias que no ofrecían todas las garantías. Todo era incertidumbre. Y la huelga general convocada en Cataluña el pasado martes tuvo un seguimiento “muy elevado” contra la violencia del 1-O. La decisión que adopte el Parlamento catalán marcará las próximas semanas. Y antes de que las autoridades catalanas del Gobierno central y de la Comunidad Autónoma Catalana lleguen a sentarse en una misma mesa, abandonando sus maximalismos, ¿qué margen de negociación existe?

 Hablemos/Parlem, en la plaza de Sant Jaume, de Barcelona.

Las manifestaciones de Hablemos/Parlem, celebradas frente a los Ayuntamientos de  Madrid, Barcelona y en una cincuentena de ciudades españolas, bajo el lema “Menos odio y más conversación”, instaban ayer a la negociación entre el Govern y el Gobierno. “No fueron manifestaciones apolíticas, sino apartidistas”, explica el portavoz de '¿Hablamos?'. No hubo banderas o, en todo caso, sólo banderas blancas. “Preferimos que los políticos se queden al margen de la movilización”, argumenta Guillermo Fernández. Los impulsores de '¿Hablamos?' aseguran que no forman parte de ningún partido. Y utilizaron el color blanco “como un signo distintivo, el color de la paz y el de los folios... para sentarse a hablar y a escribir de nuevo”, según explican. 

 Parlem/Hablemos reunió en la Cibeles, de Madrid, a varios miles de manifestantes vestidos de blanco.

El llamamiento a la movilización surge después del discurso más criticado de Felipe VI. La contundencia del mensaje del monarca, que en ningún momento apeló al diálogo como solución al conflicto catalán, levantó ampollas en partidos políticos como Podemos o Izquierda Unida. No así en el PP, PSOE o Ciudadanos que agradecieron sus palabras. El rey culpó a las instituciones catalanas de dejar a la sociedad “fracturada y enfrentada” mediante “una lealtad inadmisible”. Ante el bloqueo del conflicto, la iniciativa ‘¿Hablamos?’ pretende que sea la presión social quien fuerce una conversación entre las autoridades catalanas y españolas. El manifiesto dice, entre otras cosas: “Si no intervenimos como sociedad, España se convertirá en un país difícil de habitar. Por eso debemos dar un paso adelante toda la ciudadanía y salir con ropa blanca o lazos y carteles blancos, para mostrar que no queremos que nos utilicen, que nos enfrenten, que nos mientan, que somos muchos más y que esto no lo resuelven ellos, sino la gente, el diálogo y la convivencia. En los últimos días hemos sentido rabia y, sobre todo, mucha tristeza. Cosas que nunca hubiéramos querido ver y que nos apenan profundamente Están ocurriendo por culpa de unos dirigentes irresponsables que ni escuchan ni hablan. Como ciudadanía, debemos negamos a que nos metan en un callejón sin salida. No en nuestro nombre. Sabemos que la convivencia es posible. España es mejor que sus gobernantes y lo ha demostrado en numerosas ocasiones… Tenemos que decir basta ya a esta espiral, frenar, sentarnos y pensar nuestro país. Es mediante la democracia, la escucha y el diálogo como se alcanzan pactos sociales sólidos y duraderos. En lugar de firmar la defunción y levantar muros, necesitamos un lienzo en blanco para construir en común un país donde quepamos todos y todas. España es un país mejor que sus gobernantes. ¿Hablamos?”


Por otra parte, eldiario.es ha convocado a escritores, cineastas, periodistas, filósofos, músicos, académicos... a un llamamiento plural por la calma y el diálogo. Es una interesante llamada colectiva al diálogo. Eldiario.es recordaba el pasado miércoles el hecho que las redes sociales como Twitter, Facebook y Whatsapp están difundiendo una convocatoria para llamar a los ciudadanos a que se concentrasen el próximo sábado a las puertas de los ayuntamientos en demanda de diálogo a los políticos para solucionar la crisis catalana. “Hay una cuenta en Facebook con cerca de 6.000 seguidores que promueve esta convocatoria, @unpaismejorquesusgobernantes, en la que se apuesta por hablar, lo mismo que a través de Twitter, donde la cita se promueve con una etiqueta tanto en castellano, #hablemos, como en catalán, #parlem”. Y recordaba el cartel alusivo a este asunto, con la leyenda ‘Parlem?’ “Esa iniciativa tuvo una inmediata repercusión en las redes sociales y ya cuenta incluso con un manifiesto, en el que se asegura que ‘es hora de decir que España es un país mejor que sus gobernantes’ y que este problema no lo resuelven ellos, ‘sino la gente, el diálogo y la convivencia’. ‘Han sembrado odio y nos dividen’, dice el manifiesto sobre la clase política, antes de advertir de que si la sociedad no interviene ‘España se convertirá en un país difícil de habitar’. Por eso, insta a dar un paso adelante a la ciudadanía y acudir a la concentración, el sábado a las siete, ante los ayuntamientos de toda España, con ropa blanca o lazos y carteles blancos, como muestra de que nadie quiere ser utilizado ni que le mientan, y a colgar sábanas blancas en los balcones como ‘lienzo en blanco para construir en común un país’ donde quepa todo el mundo. ‘Como ciudadanía debemos negarnos a que nos metan en un callejón sin salida. No en nuestro nombre’, continúa el texto de convocatoria de esta movilización, en la que se critica a los gobernantes ‘incapaces e irresponsables’ a los que hay que demostrar que existe ‘otro modo de hacer las cosas’. También afirma que ‘la convivencia es posible’, ‘sin bloques y bloqueos’, y apuesta ‘por la vía del diálogo, por el respeto y el entendimiento’, tras lo que concluye con la pregunta que constituye el lema de esta convocatoria: ‘¿Hablamos?’.

       Henar Ortiz, la tía republicana de la reina Letizia, comparte las críticas al Rey.

Uno de los temas más polémicos y actuales es el que hace alusión al Rey, Felipe VI, quien el pasado día 3 entraba de lleno en el debate. Hernar Ortiz, la tía republicana de la Reina Letizia, retuitea de la cuenta indignad@s, en la que se critica directamente a Felipe VI, tras el discurso que ofrecía el martes con motivo de la crisis en Cataluña. “El rey desembarcó ayer en Catalunya, y lo hizo por la derecha…, por la extrema derecha”, decía el comentario retuiteado por la tía de Letizia. A Hernar Ortiz no le importó que el tuit incluyera una caricatura en la que aparece su sobrina junto al Rey y el presidente catalán, Carles Puigdemont. En otros tuits difundidos por Ortiz se critica que el monarca ha cometido un “inmenso error” al lanzar un duro mensaje contra la Generalitat.

        Josep Lagares, exvicepresidente de la Fundación Princesa de Girona, decepcionado profundamente con el Rey.

El discurso del monarca Felipe VI provocó de inmediato reacciones de indignación en Girona, una de las ciudades donde la Casa Real mantiene fuertes vínculos. Josep Lagares, quien fue vicepresidente de la Fundación Princesa de Girona, entre 2009 y 2013, tras el discurso real, expresó su decepción en las redes sociales: “Confiaba plenamente en Vos, pero hoy me habéis decepcionado profundamente... ¡vaya con Dios, Majestad! @FPdGi @CasaReal La Fundación Princesa de Girona es una entidad privada impulsada por 88 patrones y que preside de manera honorífica Felipe VI en nombre de su hija, la princesa Leonor. También la alcaldesa de Girona, Madrenas, anunció la firma de dos oficios para anular “cualquier posible coincidencia en actos oficiales” con los responsables de la represión policial en Girona. La alcaldesa incluye al monarca Felipe VI. El Ayuntamiento de Girona vetó la presencia de representantes del Estado (Delegación del Gobierno, Policía Nacional y Guardia Civil) y la Casa Real en los actos municipales. Tampoco asistirá a los que organicen tanto ellos como terceros, incluidos los de la Fundación Princesa de Girona (FPdGi). La alcaldesa asegura que ha tomado la decisión porque es un acto de “dignidad institucional”. El Ayuntamiento enviará al monarca Felipe VI las imágenes del operativo policial del 1-O.

      Carles Puigdemont y el Govern, tras el referéndum celebrado el pasado domingo en Catalunya.

Veinticuatro horas más tarde del Mensaje lanzado por el Rey contra la decisión de las Cortes Catalanas, Puigdemont pronunciaba otro discurso en el marco del Palacio de la Generalitat. Entró en cámara a pie, dejando tras de sí una simbólica puerta abierta. Suelto, en espacios abiertos, alejado de la rigidez del monarca, sentado en su despacho, reprochó a Felipe VI: “Así no. Ha decepcionado a mucha gente”. El presidente catalán, con una parte de su discurso en castellano, plagó de símbolos de diálogo y pacifismo, frente a la dureza del discurso del rey. La declaración institucional del rey fue, según Jesús Maraña, director de Infolibre, “una oportunidad perdida de llamamiento a la distensión que no tenía por qué perder la firmeza en defensa de la legalidad”. Puigdemont dijo que “Catalunya ha ganado el derecho a ser una república independiente”. “El Estado español –recordó el president de la Generalitat–  ha escrito una página vergonzosa en su relación con Catalunya. No es la primera”. Y  aseguró que “hoy esto ya se ha acabado”. El president hizo un llamamiento a la Unión Europea que “ya no puede seguir mirando hacia otro lado cuando han habido violaciones directas de la carta europea de los valores fundamentales”. El lehendakari, Iñigo Urkullu,  subrayó en su cuenta de Twitter que “hay una oportunidad para intentar” el diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat. Puigdemont no ha dicho ‘no’ a Felipe VI”, sólo le ha advertido de que “así no”. Urkullu subraya en su cuenta de Twitter que “hay una oportunidad para intentar” el diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat. 

Rajoy y Puigdemont deberían irse.

“Puigdemont y Rajoy tienen que irse –titula Benjamín Prado en  InfoLibre–, porque donde ellos han pisado no volverá a crecer la hierba (….) Aquí se han roto muchas cosas y se han abierto muchas heridas; necesitamos cirujanos, no espadachines; pedimos manos tendidas, no puños cerrados; hay que recuperar la esperanza y donde ellos pisan no vuelve a crecer la hierba (…) Sabemos que el primero no reconoce a la Justicia española, una frase que nos suena de otros tiempos y otros dramas, y que a los Mossos d'Esquadra les ha hecho exactamente lo mismo que Rajoy a la Guardia Civil y la Policía Nacional: ponerlos a los pies de los caballos. Así que cualquiera lo deja con las manos libres y sin control, aparte del que ejerce sobre él su taimado vicepresidente, claro. No nos gustan las porras desenvainadas; pero los tractores usados de parapeto y las vallas usadas como proyectiles, tampoco. Las cargas contra la multitud indefensa, no; la gente avasallando y haciendo retroceder a los antidisturbios, tampoco. Ver a mujeres y hombres sacados a rastras de los lugares donde se habían tumbado pacíficamente, no; que se derribe a un agente con una silla lanzada a la cabeza, tampoco. Los manifestantes sangrando, no; la lluvia de piedras de Sant Carles de la Ràpita, tampoco. ¿Hay que seguir? No, lo que hay que hacer es empezar de cero, y lo tienen que hacer otros (…) Que en Cataluña tiene que haber y va a haber un referéndum, no lo discute nadie. Pero no éste, no así, no con estos irresponsables al volante. Se hará bien, entre todos, y esa vez cualquiera tendrá la oportunidad de dejar claro lo que se quiere a Cataluña en toda España, cuánto se la valora, se la admira y se la necesita. No marxeu si us plau”.

       Felipe VI (Ilustración de Raúl Arias)

Alberto Garzón escribe, bajo el título ‘Sobre el discurso del jefe de Estado’: “Acabo de escuchar el discurso del ciudadano Felipe de Borbón. No negaré que esperaba un discurso equilibrado y medido que pudiera contribuir a solucionar el conflicto. Conozco personalmente al jefe de Estado. He conversado con él en varias ocasiones y sé que piensa las cosas antes de hablar. Hoy, sin embargo, me temo que le han asesorado sus enemigos. Su discurso ha sido lamentable, y su tono antipático y hostil. No ha estado a la altura del momento político. En vez de puentes, el jefe de Estado ha puesto un frontón que alimenta la tensión y el conflicto tanto en España como en Catalunya. (…) Se ha limitado a replicar el discurso del corrupto presidente del Gobierno, el señor Mariano Rajoy, cuya posición es absolutamente insostenible. Ningún problema político de esta naturaleza puede resolverse a golpes contra miles de personas pacíficas. Ningún problema político puede resolverse sólo con jueces o policías. Sólo el diálogo y el entendimiento es el camino. Sin embargo, el Jefe de Estado no ha pronunciado ni una vez la palabra diálogo. Tampoco ha dicho nada sobre los más de 800 heridos del 1 de octubre. Mucho menos sobre la inmensa movilización pacífica del 3 de octubre, o de todas las precedentes. Ha tomado la peor decisión de todas en estos momentos: ignorar la existencia de un conflicto político haciendo creer que es un simple problema de orden público. Se ha enrocado y, envolviéndose en una Constitución que ya no representa a toda la sociedad, se ha puesto en la primera línea del bloque reaccionario. Irresponsable actitud que, hay que insistir, se ha acompañado de un tono bronco e indeseable para estos momentos. El discurso de hoy alienta la confrontación y aleja una solución democrática y pacífica que otros y otras seguiremos defendiendo con todas nuestras fuerzas. El ciudadano Felipe de Borbón está preparando el terreno para una intervención durísima contra Catalunya por parte del Gobierno más corrupto de toda la Unión Europea. ¿Cuándo entenderán que eso no va a solucionar absolutamente nada? La monarquía es una institución anacrónica. Y si no es parte de la solución, es parte del problema. Los que queremos una solución responsable y negociada. No estamos representados en las palabras y actitud del actual Jefe de Estado. Y hoy, con más argumentos que nunca, decimos: ¡Viva la República!”.

        Juan Carlos Monedero sobre el discurso del Felipe VI.

“Hace año y medio –dice Juan Carlos Monedero en el artículo ‘Felipe VI, caminito de Estoril’, aparecido en Público–, escribí que el Rey Felipe VI propiciaría un referéndum sobre Cataluña para ‘justificar su reinado’. Era lo inteligente y lo que le aconsejarían sus asesores. Un Rey a quien nadie ha votado necesita asentar su jefatura sobre algo que vaya un poco más allá de ser un Borbón, hijo de su padre y heredero en el siglo XXI de un puesto de trabajo fijo en la política…Felipe VI ha decidido echarse en brazos del partido más corrupto de Europa y responsable del desaguisado en el que estamos. Durante los días del asalto al Palacio de la Bastilla, Luis XVI, aburrido, escribió en su diario: “nada, nada, nada”.  Un problema no pequeño de los reyes es que se terminan creyendo que son reyes. Y se olvidan de que la gente puede consentir con un reinado solamente si entiende que sirve para algo. Le pasó a su padre, el Rey Emérito, a quien los españoles le regalaron la legitimidad democrática por parar un golpe, el del 23-F, que había salido de su entorno más cercano. Paradojas de la historia que le salvaron su reinado y le permitieron seguir haciendo un lucrativo trabajo de lobbista y, de paso, lo que le viniera en gana. A Juan Carlos I le nombró su sucesor como Rey el dictador Franco y lo sancionó la Ley para la Reforma Política, última ley franquista, que fue también la primera ley de la democracia. Su padre, Juan de Borbón, le entregó a regañadientes la legitimidad monárquica dos semanas antes de las elecciones de 1977. Y aparte de saberse de sus aventuras extra conyugales de vez en cuando, no había destacado por hacer algo más que borbonear. Pero los medios le presentaron como el que paró el golpe del 23-F y los españoles los compraron. El diario El país hizo el resto. El hijo necesitaba algo similar y la ocasión de oro estaba, cuarenta años después de la Constitución de 1978, en dirigir una reforma que zanjase la discusión territorial. Pero ha cometido un terrible error y no debe descartar que los españoles decidamos, como ocurrió en el siglo XIX con Isabel II y en el siglo XX con Alfonso XIII, prescindir de sus servicios e invitarle a buscar residencia fuera del Palacio de la Zarzuela…

En lugar de cerrar heridas, el discurso del rey ahondó la brecha, esparció sal y tabasco a gusto, y criminalizó a casi tres millones de personas.

David Torres, en el artículo “El ISIS reivindica el discurso del rey”: “Fue una suerte que, a las nueve de la noche, la mayoría de los independentistas catalanes decidieran apagar la televisión para desoír el mensaje real. ‘Desconectar la monarquía y encender la república’ era el lema oficioso. Más que sospecharlo, estaban seguros de lo que iban a oír, la matraca de siempre, el guión institucional del que Felipe VI no iba a salirse ni un pelo y del que, efectivamente, no se salió. La unidad de España, la legalidad democrática, la convivencia de los pueblos, etc. Ni una palabra a la falta de diálogo, a los oídos sordos, al muro de silencio donde, desde hace mucho tiempo, rebotan las reclamaciones independentistas, los deseos de una minoría que va creciendo año tras año y que, cada minuto que pasa, se va convirtiendo en mayoría. Ni una mención contra los excesos policiales y la fuerza bruta desplegada el pasado domingo contra una población indefensa, el disparate que ha copado las portadas internacionales y que ha sacado a media Cataluña a las calles (…) ‘Deslealtad inadmisible’ dijo el monarca en el primer minuto, sin entender, que a estas alturas del milenio y con las calles tomadas por muchedumbres que portaban la estelada, esas palabras olían ya a medievo, a alcanfor, a vasallos, a jura de Santa Gadea, a apaga y vámonos. Era previsible. Puigdemont, en su discurso triunfal del domingo, dejó una pequeña –muy pequeña– rendija abierta al diálogo, a la mediación, y Mariano le respondió con tres interlocutores de lo más ‘dialogantes’: Rafael Hernando, Pablo Casado y, para terminar de arreglarlo, Xavier García Albiol, dos metros de xenofobia y malos modos que protagonizó su campaña como alcalde con el higiénico lema “Limpiando Badalona”. El discurso del rey (algún día habrá que felicitar al humorista que los redacta), en lugar de cerrar heridas, ahondó la brecha, esparció sal y tabasco a gusto, y criminalizó no sólo a los dirigentes catalanes sino a casi tres millones de personas…”

 Felipe VI habla; la familia Simpson le escucha..

“Érase una vez un rey que nunca nadie eligió”, titula David Bollero. Un rey alto, guapo y bien preparado y, sin embargo, nunca dejó de ser príncipe. Mientras un@s le apellidaban “sexto”, para otr@s no era más que “de tres al cuarto”. Quizás esto último se debía a que much@s no entendían para qué sirve un rey, quizás much@s lamentaban que en este reino, además, en lugar de un rey hubiera dos, con sus respectivas reinas. “Llegó un buen día –prosigue Bollero– y, en un rincón del reino, un grupo muy numeroso de súbditos se rebeló pacíficamente. No era algo nuevo. En realidad, llevaban muchos años queriendo dejar de entregar los sacos del grano al señor feudal y el gobernador, en lugar de atender sus inquietudes, continuó recaudando los impuestos sin mediar palabra alguna. Quiso entonces la comarca que todos sus habitantes decidieran qué hacer, seguir o no entregando el trigo. El gobernador, un gallego poco ducho en cuestiones de Estado, decidió mandar sus huestes de soldados, porra en mano, para impedir que l@s súbdit@s de aquel rincón del reino pudieran opinar. Hubo cargas, sangre, desproporción y quienes cinco años atrás pedían democracia para resolver su negativa a dar trigo y ésta les fue negada, sintieron que el feudo los asfixiaba aún más. ¿Y dónde está el rey de este cuento, os preguntaréis, pequeñines? Pues eso mismo se preguntaron tod@s l@s súbdit@s, porque se borró del mapa. El rey alto, guapo y bien preparado no dio la cara. Al fin, se dirigió al pueblo, pero no fue hasta que las glosas de algunos trovadores se burlaron por no haberlo hecho antes, extendiéndose sus versos por doquier. Y quienes se preguntaban para qué sirve un rey hallaron respuesta: para nada. Un monarca cuyo único fin era salvaguardar la unidad del reino, llegaba con días de retraso, lo que evidenciaba su ineptitud. A pesar de ello, todo el mundo escuchó al monarca con la esperanza de que, quizás, tuviera la clave para mediar entre los sublevados y el gobernador. No fue así. Hasta en diez ocasiones el señor feudal se refirió a la democracia, precisamente él cuya figura era antónimo de democracia. Habló el rey del ‘derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común’, algo que durante décadas su padre y él venían negando al  pueblo llano, pues se vivía muy caliente en palacio. Tan caliente se vivía, que el rey se escudó en la Constitución, un legajo de leyes escritas por antepasados para poder mantener sus privilegios. Unos privilegios que fueron heredados, que nunca los ganó ni le fueron delegados por el pueblo, que vivía bajo un régimen impuesto que nunca eligió…  ¿Cómo termina el cuento? Quizás con un dragón, quizás no. Lo que es seguro es que, en este cuento, a falta de un bufón, hay muchos, pero tienen muy poca gracia.


Juan Carlos Escudier escribe en Punto de Fisión, bajo el título ‘El rey antidisturbios’: “Que el rey se dirigiera a los españoles en fechas nada entrañables y sin langostinos de por medio no presagiaba nada bueno, tal y como pudo confirmarse. Lo que hizo, en la noche del pasado martes, nuestro preparado monarca fue pasarse varios pueblos de sus competencias y ordenar al Tribunal Constitucional y al Gobierno que actúen urgentemente en Catalunya (…) Eso sí, lo dijo a la monárquica manera, que es la que permite llamar cese temporal de convivencia a un divorcio (…) O lo que es lo mismo y traducido al cristiano, leña al mono (…) Tanto el emérito, muy ocupado en cazar elefantes en Botsuana cuando se avistaba ya el conflicto hace cinco años, como su sucesor, han hecho dejación de esta tarea. Ya fuera por inspiración de un Ejecutivo inepto que usa al jefe del Estado para cargarse de razones, o cosecha propia del susodicho, el mensaje fue bastante indecoroso. Más grave aún que los reproches y las acusaciones de deslealtad a la Generalitat, que podían entenderse dentro del guión, fue la sensación de que estábamos ante un antidisturbios con corona. Ni una apelación al diálogo, ni una llamada a la negociación, ni una crítica a la violencia que ha escandalizado a Europa, ni un gesto hacia esa parte de Catalunya, independentista o insatisfecha, a la que nada se ofreció más allá del ‘esto son lentejas’.(…) Abrir el melón constitucional o, para ser más exactos, alumbrar una nueva Constitución para este siglo que no sea una simple operación de cosmética avanzada es lo que tiene: se sabe cómo empieza pero se ignora cómo acaba. Ello explicaría la beligerancia de su majestad, al que no le sirve convencer sino vencer. Un día aceptas la plurinacionalidad y al siguiente tienes que hacer las maletas y poner rumbo a Roma o a Estoril, con el agravante de que Villa Giralda hace tiempo que fue vendida a unos alemanes. No es sólo la patria común e indivisible de los españoles lo que está en juego.
Ignacio Escolar, director de Eldíario.es, publica el artículo “Camino hacia el desastre” en el que dice: “El rey Felipe VI tenía tres opciones y dos eran mejores que esta. Una era callar. La segunda, hablar para todos los españoles, también para todos los catalanes. Ha escogido la peor de todas: tomar partido sin matices por la derecha española, por el PP y Ciudadanos, con un discurso que anticipa una intervención por la fuerza en Catalunya, que cierra la puerta al diálogo, que deja fuera a la gran mayoría de los catalanes y a una gran parte de España. La situación no puede pintar peor. Nunca antes he sido tan pesimista sobre el futuro de España a largo plazo y para los próximos días. Somos rehenes, todos nosotros, de un Govern y de un Gobierno de irresponsables, inútiles e incendiarios. A un lado, unos independentistas que están convencidos de la bondad de sus actos. (…) Lo tienen más cerca que nunca y lo saben, y están dispuestos a que paguemos el precio. Al otro lado, la nada. La nada con sifón y una banderita de España, esa España que ellos mismos están rompiendo. Un presidente del Gobierno que otra vez intenta convencernos de que su indolencia es estrategia y que nos conduce al desastre. Que provocó esta crisis de Estado por cicateros cálculos electorales. Que se pasó cinco años creyéndose su propia propaganda –ese suflé que bajaba–. Que este mes de tragedia ha echado gasolina al fuego con la peor gestión posible de esta crisis. Que, con tal de mantenerse en el poder, con su interés particular como único criterio, ha podrido la credibilidad de toda las instituciones que hoy deben dar respuesta a esta crisis de Estado: la Justicia, la Fiscalía, la Policía (…) La violencia policial de este domingo será una broma comparada con lo que viene los próximos días. Si la solución que da Mariano Rajoy es la de la fuerza, ganará la fuerza porque no hay otro ejército al otro lado del Ebro. Puigdemont y el resto de líderes independentistas acabarán detenidos y la sociedad catalana –y la española– quedarán completamente rotas, tal vez de forma irreparable”.

José Antonio Martín Pallín, magistrado emérito del Tribunal Supremo.

José Antonio Martín Pallín asiste a la crisis catalana con voluntad de aportar su granito de arena. El destacado jurista, magistrado emérito del Tribunal Supremo y ex fiscal del mismo, anunció la pasada semana que trabajará con otros expertos en derecho en una propuesta de referéndum pactado para Cataluña basada en el caso de Quebec, en Canadá. La conocida como vía canadiense consiste en la celebración de un referéndum no directamente vinculante, pero que sí obligaría al Gobierno, en caso de que ganase la independencia, a negociar la secesión. No obstante, afirma que cualquier proceso de diálogo debe estar abierto a fórmulas matizadas o adaptadas a la realidad española. En resumen, pide salir de las trincheras y dejar en casa las visiones en blanco y negro. Martín Pallín prefiere esperar a que “las aguas vuelvan a su cauce·, aunque él mismo admite que tiene dudas de que puedan volver.  Y se muestra atónito ante la actuación policial del domingo en Cataluña, que considera impropia de un Estado democrático. Cree que el Gobierno debió tolerar el voto en el referéndum, pese a estar suspendido y no tener carácter vinculante. Reivindica una salida dialogada que culmine en un referéndum pactado en el que se pregunte a la ciudadanía catalana, aunque tampoco desdeña opciones como la reforma federal de la Constitución, si bien cree que, en Cataluña, será difícil de aceptar una solución en la que los catalanes no tengan la última palabra. Si tiene lugar una declaración unilateral de independencia, como pretende el Govern de Cataluña, Martín Pallín sostiene que se producirá una “usurpación” de los poderes del Estado que obligará a éste a “intervenir”. Y sostiene que la comunidad internacional comprendería esta intervención, de la misma manera que no ha comprendido las cargas policiales en los colegios electorales.

La Boca del Logo. El nuevo traje (partidista) del rey.

José Antonio Pérez Tapias, en ‘El nuevo traje (partidista) del rey’, dice en Ctxt.es que el monarca ha entrado en el juego de las banderías, lejos de la neutralidad exigible para su función constitucional de arbitraje. “El rey Felipe VI perdió la gran oportunidad de su reinado. En medio de la grave crisis que atraviesa el Estado español, renunció a jugar el papel que la misma Constitución, a la que tanto apela, otorga a la Corona para que sea quien “arbitre y modere el funcionamiento regular de las instituciones” (art. 56.1).  Esa impresión dejó el discurso real en una noche tristemente melancólica en España –menos en Catalunya, arrebatada por el entusiasmo independentista al que obviamente fue a parar la protesta por las brutales actuaciones de la Policía Nacional y de la Guardia Civil el anterior domingo, dícese que cumpliendo órdenes judiciales para impedir cualquier atisbo de referéndum en la jornada ilegalmente establecida para ello por el Parlament–. Como si este 3 de octubre de 2017 fuera la fecha señalada para un ‘otoño del patriarca’ nada mágico, el rey entró a saco en el tema catalán, despreciando la ocasión que le brindaban los acontecimientos para realizar alguna aportación certera y eficaz buscando contribuir desde la jefatura del Estado a salir de la crisis de éste generada desde Cataluña. (…) El discurso real –lejos de los días navideños en que el discurso del rey forma parte del paisaje habitual-, es, hasta con puntos y comas, copia fidedigna del discurso del PP, sin apenas margen para salir de la engañosa representación en la que se ha convertido una política al parecer aviesamente dedicada a tomar decisiones contrarias al orden constitucional que quisiera defender. El rey ha entrado en el juego de las banderías, lejos de la neutralidad exigible para su función constitucional de arbitraje, y ello de la mano de un gobierno alejado del bien común que dice defender, pero, a la postre, hipotecado por sus intereses. El mimetismo con el lenguaje gubernamental, de tan evidente, da pie para decir que el rey, por más que quisiera aparecer investido con los atributos de su función como soberano constitucional, en realidad estaba desnudo. (…) Tapar la precariedad de su desnudez, es algo que ya está pasando factura a la Corona como institución. Trabajar por una reconstrucción del Estado sobre bases recreadas con nuevo pacto constitucional requiere otro tipo de actuaciones y de discursos, no sólo por parte del Jefe del Estado, sino también, por supuesto, por parte de los partidos políticos, de los representantes de la ciudadanía y de las organizaciones civiles. Si no sacamos esa conclusión, seguiremos retrocediendo hacia ese punto en el que todos perdemos. En ningún cielo está establecido que el Estado español, al que algunos parecen seguir atribuyendo imaginaria vocación de destino en lo universal, sea eterno, o que la unidad de la nación española, contra dinámicas que pueden acarrear su disolución, sea indisoluble per saecula saeculorum. Llega el momento, y más si por activa o por pasiva lo adelantamos, en que, efectivamente, como quedó escrito en páginas susceptibles de ser recordadas, todo lo que aparenta ser sólido se desvanece en el aire”.
 
Felipe VI, por Luis Grañena. 

 “A media tarde –cuenta Gerardo Tecé en ‘El rey homeótapa– la Zarzuela anunciaba que el Rey Felipe saldría esta noche a dirigirse a los españoles y la primera duda era si realmente eso era cierto o sólo quería asomarse a contar cuántos quedaban después del domingo. Es para lanzar un mensaje institucional, insistieron la mayoría de tertulianos de televisión, con lo cual surgió la segunda pregunta. ¿Qué mensaje? ¿Cuál iba a ser? Chupito cada vez que diga unidad. Que el Rey diga muchas veces unidad tiene el mismo efecto homeopático para la unidad real del país que una bandera en un balcón. Pero, bueno, ¿qué es la Monarquía, sino homeopatía de la cara? Al final, las veces que ha dicho unidad no han sido tantas. Y es que gran parte de los seis minutos y medio de discurso los ha ocupado en echar una bronca histórica y monumental como la Sagrada Familia a los dirigentes catalanes líderes del procés. El mensaje del Palacio de la Zarzuela depende del Palacio de la Moncloa y alguien, durante estos días, ha debido de darse cuenta de algo: el Pisuerga pasa por ambos palacios. Si el Gobierno había decidido que, para el no diálogo, lo más eficiente era comparar todo esto con el golpe del 23-F, ¿por qué no regalarle al nuevo Rey su momento salvar España, como lo tuvo su padre? Tras los minutos de bronca, la amenaza a los dirigentes catalanes. Una amenaza velada y sin dejar de usar palabras llenas de valores democráticos, como convivencia. Al escuchar “convivencia”, Puigdemont y Junqueras se han visualizado entre barrotes. Y tras la bronca y la amenaza democrática, mensaje de tranquilidad a los españoles. Un clásico para acabar este tipo de apariciones. De los españoles heridos este fin de semana en Cataluña (al final contó españoles y a estos los contó como españoles), ni mú. Como buen remedio homeopático, el Rey ha tenido presencia pero no ha entrado en el problema: la unidad rota es sentimental más que territorial y no sólo afecta a Cataluña. El mensaje debe tranquilizar al resto de vecinos europeos, decía un tertuliano al poco de acabar la intervención el Rey. O eso os preguntan: “¿Además de dar palizas, también tenéis un rey?”.
El día en que el Rey se independizó de los catalanes.

El editorial de Diariocrítico del pasado miércoles, titula: ‘El día en que el Rey se independizó de los catalanes’. Y explica: “Hay que tener una cierta perspectiva histórica y una capacidad de visión actualizada para saber que el rey, Felipe VI, así como quienes le asesoran, se equivocó gravemente con su mensaje ¡a la nación’. Un discurso lleno de firmeza, contundencia, pero dirigido sólo a una parte. El monarca fue sólo Jefe del Estado, no un ciudadano más. Su lado humano fue escaso, con ninguna empatía ante los que piensan distinto y piden un derecho a decidir, con toda libertad para hacerlo y tener sus propias ideas. Fue un monarca con una visión cerrada, poco comprensiva y dirigida sólo a una parte de los españoles: los que votan al PP, a Ciudadanos, a VOX y partidos similares. NO fue el Rey de todos los españoles, que es lo que se le debe exigir. La España del siglo XXI, acorde con el mundo moderno, pide cambios. La vida está en continuo cambio. Y aunque haya que ceñirse a la legalidad y a la Constitución de 1978, no se debe cerrar el debate a poder reformar la Carta Magna y lo que sea necesario, siempre que sea por vías democráticas. Negar que gran parte de los ciudadanos votan a partidos que piensan así, como son los votantes de Podemos, IU, PNV, PDeCAT, ERC, Bildu... es negar a millones de españoles. Acallar sus peticiones y sus posiciones políticas. Pero volviendo al mensaje del monarca, entendemos como peligrosos algunos de sus pronunciamientos. Felipe VI no dijo explícitamente nada. Hay quien piensa que fue algo ‘cobarde’ en sus planteamientos. Consideramos que más que cobarde, fue ‘ambiguo’ y poco explícito. Si quería decir en alta voz que apoyará cualquier medida extrema para mantener el orden y la unidad del territorio nacional, algo que la Constitución defiende, debería haberlo hecho sin complejos. Pero lo lamentable es que no hubiera empatía, que no hubiera palabras para los que piensan diferente. Era perfectamente compatible denunciar los excesos de los nacionalistas y separatistas catalanes con hacer un guiño a esos ciudadanos y sectores sociales que apoyan un referéndum. Y también, es perfectamente compatible apoyar a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado con apoyar a los ciudadanos que se han quejado de los evidentes excesos en esa rotundidad policial en las actuaciones del domingo durante las votaciones del referéndum ilegal. (…) Pero no se convence con porras ni con acciones penales. Se convence con palabras y Política, en mayúsculas, y no con mensajes como el de anoche del Rey. Felipe VI ha dado un paso más para independizarse del pueblo catalán”.
Dice Julio Anguita que el retrato delante del cual  comparece Felipe de Borbón es el de Carlos III, rey que prohibió la educación y la edición de libros en catalán, en 1768.


Otras fotomontajes de la semana:

En su discurso tras el 1-O, el rey ha sido muy Franco'. Tremendig Topic.

El Rey, por Bob Estropajo.



En el diario francés, Libération, Felipe VI posa con  la cabeza abajo. La referencia es el cuadro de Felip V, también con la cabeza abajo, en el Museu Municipal de l'Almodí, en Xàtiva.

“Aznar piensa invitar a la próxima boda de su hija a todos los políticos catalanes, a ver si acaban en la cárcel” TREMENDING TOPIC.

El Rey de oro, copas, espadas o bastos –a saber cuál–, asomando su cabeza fuera de una carta, en blanco.

El humor semanal en la prensa de esta semana: El Roto,  Forges, Peridis, Vergara, Manel F, Pat, J. R. Mora,  Atxe, Kap…





















Pep Roig, desde Mallorca: Urnas antidemocratizadas, Don Dinero, En el precipicio, Mudos, sordos y…Fuera del guión oficial...







Entre los vídeos de esta semana, recordamos: La intervención, 'in extremis', es el acta notarial de un colosal fracaso del gobierno y de los partidos políticos nacionales en la gestión de este asunto. La voz de Iñaki | Reflexiones tras el discurso del Rey
El presidente catalán Carles Puigdemont interviene en directo un día después del duro discurso del rey Felipe VI y tras haber anunciado que podría declarar la independencia de Cataluña en los próximos días tras el polémico referéndum del pasado domingo En directo: discurso de Puigdemont sobre el desafío independentista de Cataluña
Polònia - 05/10/2017 Su Majestad Wyoming I, desde la Casa Real de La Sexta, se ha dirigido a los ciudadanos, a los políticos y a todo aquel que quisiera escucharlo. Lo ha hecho rodeado de “las dos musas que representan cada una de las sensibilidades que ahora mismo hay en España”. Se refiere a Sonia Monroy y Karmele Marchante, cuyos retratos flanqueaban su intervención. Mensaje de su Majestad Wyoming I ‘A Sound of Thunder' es una banda norteamericana de heavy metal formada por cuatro músicos conocidos por sus estilos varios. El pasado día 3, colgaron en su canal oficial una versión de Els Segador a ritmo de guitarra eléctrica distorsionada, prominentes baterías y una voz que pone la carne de gallina. La canción versiona las primeras melodías del himno catalán. Traduce la letra original y acaba cantando en catalán. Els Segadors (The Reapers) (National Anthem of Catalonia) A SOUND OF THUNDER

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