sábado, 17 de marzo de 2018

Mensaje de Stephen Hawking contra la depresión.




Stephen Hawking fue  una de las mentes más privilegiadas de nuestra época. Nació en una familia que apreciaba profundamente el valor del conocimiento. Se padre era un prestigioso biólogo. Stephen fue el hijo mayor y tuvo además dos hermanas y un hermano adoptado. Fue un buen estudiante, pero no de los más brillantes. Terminó estudiando ciencias naturales en Oxford y se especializó en física.

A los 21 años, Stephen Hawking fue diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica o ELA, una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular. Estaba a punto de casarse y los médicos no le dieron más de 2 ó 3 años de vida. Sin embargo, contra todos los pronósticos, y pese a haber ido perdiendo cada vez más capacidades motrices, vivió hasta los 76 años. Hawking llevó una vida feliz y productiva. Recibió 24 galardones por su trabajo. Entre ellos, la Medalla Albert Einstein y el premio Príncipe de Asturias. Sus principales aportes a la física están relacionados con la conceptualización y descripción de los agujeros negros.

La vida no fue fácil para él, al verse obligado a nadar contra la corriente, debido a su enfermedad. Pero, la progresiva pérdida de sus facultades no le impidió continuar con su trabajo, con su vida familiar y con labor en el mundo científico y humano. Siempre se le vio bromeando y  mostrándose interesado por la suerte de los demás.  “El mensaje de esta charla –dijo en una ocasión ante 400 personas– es que los agujeros negros no son tan negros como los pintan. No son prisiones eternas como alguna vez se pensó. Las cosas pueden salirse de un agujero negro desde ambos lados y posiblemente hacia otro universo. Entonces si te sientes en un agujero negro, no te rindas: hay una salida”. El científico hablaba sobre los logros que ha alcanzado en su vida y de lo que era padecer esclerosis lateral amiotrófica desde 1963. “A pesar de la enfermedad que sufro, he sido muy afortunado en casi todo. He tenido mucha suerte de trabajar teoría física en un época fascinante y es una de las pocas áreas en donde mi discapacidad no ha sido una desventaja”.

El científico británico no era una persona enojada, que viviera con rabia. Pese a que, desde su juventud, tuvo que vivir atado a una silla de ruedas y sin poder llegar una vida como los demás, invitó a no rendirse “porque siempre hay una salida. No importa cuán difícil la vida pueda parecer porque pierdes toda esperanza si no puedes reírte de ti y de la vida en general”. Su gran enseñanza es no haberse enfocado en todo aquello de lo que la vida le privaba. Todo lo contrario. Lo suyo fue sacar el máximo partido de lo que sí tenía, de lo que sí podía hacer y disfrutar. Hawking también habló de la importancia de aceptar la realidad tal y como era. Indicó que no era inteligente dejarse llevar por las emociones negativas que lo empeoran todo e impiden ser felices con lo que se tiene.

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