viernes, 11 de mayo de 2018

Las mujeres católicas plantean una 'huelga de misas caídas'.

Hartas de rezar, limpiar y callar: las mujeres católicas plantean una 'huelga de misas caídas'.

Las mujeres, más de la mitad de los fieles de la institución en todo el mundo, son las que ocupan los bancos de las parroquias, pero su función en la Iglesia apenas se reduce a la oración y a limpiar. Muchas de ellas han dicho basta, y con el apoyo de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL, organismo del Vaticano que se ocupa del Nuevo Continente), han instado al mismísimo Papa Francisco a que aborde la cuestión. Y tome decisiones. Dicha comisión no pretende proyectar sus propios planteamientos y necesidades a la Iglesia universal, “se plantea seriamente la cuestión de un Sínodo de la Iglesia universal sobre el tema de la Mujer en la vida y la misión de la Iglesia”, sostiene un documento, presentado hace unos días en Roma, y que ha sido entregado al Papa, quien se ha comprometido a estudiarlo y a formular una respuesta.

“Necesitamos mujeres líderes -ha confirmado Bergoglio en una de las primeras homilías de 2018-. Me preocupa que siga persistiendo cierta mentalidad machista, incluso en las sociedades más avanzadas, en las que se consuman actos de violencia contra la mujer, convirtiéndola en objeto de maltrato, de trata y lucro, así como de explotación en la publicidad y en la industria del consumo y de la diversión. Me preocupa igualmente que, en la propia Iglesia, el papel de servicio al que todo cristiano está llamado se deslice, en el caso de la mujer, algunas veces, hacia papeles más bien de servidumbre que de verdadero servicio”.

La situación, según escribe Jesús Bastante, en Eldiadio.es, ha llegado hasta tal punto que, desde algunos sectores feministas católicos, se ha planteado la posibilidad de una ‘huelga de misas caídas’ a nivel mundial, que consistiría en que las mujeres dejaran de ir a la Iglesia durante un día. Y no sólo acudir a recibir los sacramentos, sino a abrir las puertas de los templos, u otras tareas (fundamentalmente de servicio) que llevan a cabo. “Los templos se quedarían vacíos, si es que llegan a abrirse. En un momento en que el Papa nos pide una Iglesia de puertas abiertas, una protesta así sería tumbativa”, admite un obispo español, que prefiere ocultar su identidad.

La Iglesia latinoamericana insiste en que las mujeres "han de ser reconocidas y valorizadas como corresponsables de la comunión y misión de la Iglesia, presentes en todas las instancias pastorales de reflexión y decisión pastorales”. Al tiempo, recuerdan que “es posible y urgente multiplicar y ampliar los puestos y las oportunidades de colaboración de mujeres en las estructuras pastorales de las comunidades parroquiales, diocesanas, a niveles de las Conferencias episcopales y en la Curia Romana”.

El documento agrega que las iglesias locales han de tener “la libertad y el coraje evangélico para denunciar todas las formas de discriminación y opresión, de violencia y explotación sufridas por las mujeres en distintas situaciones y para introducir el tema de su dignidad, participación y contribución en la lucha por la justicia y la fraternidad, dimensión esencial de la evangelización”.


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